Juan Soler presentó ayer la dimisión por problemas de salud como dijo él ayer en la rueda de prensa. Después de unas semanas en las que parecían que las cosas en Valencia se habían tranquilizado y que si conseguian la clasificación para la final de la Copa del Rey salvarían la temporada y no habría más polémicas en esta temporada, ha llegado la dimisión del presidente para volver a enrarecer el ambiente.
Aunque esta dimisión no es un cambio drástico, casi se podría decir que no es ni siquiera un cambio, porque el presidente a puesto de presidente a Agustín Morera (el de la foto) que es su amigo personal, asesor estético-artístico (le vende corbatas, cuadros y esculturas) y accionista irrelevante, ya que posee nueve acciones de las 192.000 que conforman la sociedad. Lo que quiere decir que es una marioneta como lo que hizo estos años pasados Lopera en el Betis por ejemplo.
Después de haber llevado más de 100 días dirigiendo el club desde su casa, Soler, decide dejar la presidencia después de haber intentado vender las acciones del club hace unas semanas, que en realidad es lo que tendría que hacer vender el club y dejar de jugar con los sentimientos de los valencianistas.
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